Hablaremos de un famoso oráculo, un método de comunicación con lo desconocido, un método de adivinación. Un instrumento muy particular al que llaman “La Ouija”. ¿Funciona? ¿Es un instrumento del mal? Lo descubriremos a través de algunas de mis experiencias con La Ouija.
¿Qué es la Ouija?
La Ouija es un artefacto que supuestamente permite la comunicación con entidades del mundo espiritual. La Ouija es un tablero con las letras del abecedario dispuestas en círculo o semicírculo, los números del 0 al 9, las palabras “Sí” y “No” y la palabra “Adios”. Su nombre proviene de la combinación de la palabra “Sí” en francés “Oui” y la palabra “Sí” en alemán “Ja”.
Encima del tablero hay un indicador móvil, con forma de gota de agua, con un agujero circular.
Los participantes de la sesión ponen sus manos sobre el indicador que se mueve por encima del tablero, marcando letras en el círculo. Letra a letra permite formar palabras, frases y mensajes de los espíritus hacia el mundo de los mortales.
El nombre Ouija tiene una patente del gigante de los juguetes Parker Brothers desde el año 1966 – Sí, aunque parezca insólito, se vende como juguete y suele conseguirse en jugueterías -. Esta patente se la compraron a Willian Fuld, quien estuvo fabricando los tableros durante años, todavía hoy en día se puede leer el nombre de Willian Fuld en los tableros de Parker Brothers. Willian Fuld a su vez había adquirido los derechos para fabricar los tableros de su antiguo jefe, Charles Kennard, quién junto a su esposa tenían el derecho de fabricación de la “Ouija” desde el año 1890 en los Estados Unidos tras la patente oficial de su supuesto inventor Elijah Bond el 29 de mayo de 1890. Pero es cuestionable que Elijah haya realmente inventado el artefacto porque desde décadas anteriores del siglo XIX ya se habían hecho famosas las “planchettes” o tableros caseros para invocar a los espíritus y hablar con ellos tanto en Estados Unidos como en Europa.
Mis inicios con La Ouija
Recuerdo ser muy niño y que mi madre y mis tías se reunieran en casa de una tía para practicar una sesión de espiritismo. Yo tendría unos 8 años. En esa ocasión con un tablero escrito en el suelo y con un vaso como comunicador y la cruz de la urna de mi abuela, esto lo más creepy de todo, se pusieron a invocar espíritus encerradas en una habitación. Por supuesto que esto me dejó impresionado de forma absoluta.
Por aquellos años yo era asiduo lector de una revista de comics de un personaje famoso en América Latina llamado “Condorito”. En una edición especial, la revista traía una Ouija de papel para jugar. Increíble que esas cosas se distribuyan tan a la ligera. Así, por primera vez una Ouija llegó a mis manos. Recuerdo que jugué junto con una prima y en aquel entonces m
e parecía que la Ouija se movía sin nuestra intervención, aunque preguntábamos cosas y la Ouija se movía no parecía decir nada coherente. Esta experiencia llevó a mi prima a ir a una juguetería y pedirle a mi tía que comprara una Ouija de verdad verdad y se hizo con una flamante Ouija de Parker Brothers. Recuerdo ir nuevamente a su casa para otra sesión de Ouija, en este caso se movía con mucha más fluidez y respondía a algunas preguntas que formulábamos. Hacia el final uno de los espíritus que llegó decía llamarse “Amama” y se quedaba repitiendo “mama mama mama” muchas veces con lo que mi prima tuvo miedo de que estuviera diciendo algo de alguna de nuestras madres y dejamos de jugar. Primer contacto con “Amama”.
Experiencias con La Ouija en el Colegio
Pasaron un par de años y de repente un compañero de clases del instituto se aparece un día con un tablero Ouija, aunque también era de Parker Brothers, era un poco más viejo y de mucha menos calidad del que tenía mi prima. La Ouija causó una verdadera revolución en todo el colegio, todos querían jugar la Ouija, yo el primero, claro está. Comenzamos a hacer sesiones de Ouija en horarios fuera de clase, por supuesto con el típico bromista que hacía chistes o se ponía a mover el indicador para molestar a los demás, los típicos asustados, de todo un poco. Lo que sí comenzamos a notar entre los que jugábamos la Ouija era que si yo ponía mi mano en el indicador, aquello comenzaba a moverse con fluidez y energía, si la quitaba, lentitud y poca coherencia en los mensajes. Los interesados en saber cosas de la Ouija siempre querían que yo jugara para que aquello tuviera vida. Me había convertido en el “Ouijero” de la clase. No recuerdo bien de dónde había sacado mi amigo el “juguete” pero lo cierto es que no quería llevarlo a su casa y terminó dándomelo a mi para que lo tuviera en mi casa y lo llevara cuando quisiera al instituto. En casa probé a jugar con mi madre, con mi hermano, con otros amigos que venían a casa, siempre con el mismo resultado, si yo tocaba el indicador aquello se llenaba de energía. Cada vez que jugábamos y tocaba el tablero pasaba lo mismo, en alguna de las ocasiones volvía “Amama” para hablarnos, comenzó a ser habitual en las sesiones.
Todo era divertido pero siempre me quedaba la duda de si alguien más pudiera estar manipulando el juego así que un buen día, sentado en el balcón de mi casa, me dispuse a probar a jugar yo solo. Tras unos minutos sin conseguir resultados, voilà!, la Ouija comenzó a moverse solamente conmigo.
Jugando solo a La Ouija
Esos primeros días fueron muy emocionantes, cada vez que tocaba la Ouija y hacía una breve invocación, comenzaba a moverse, con una velocidad descomunal. Por aquel entonces había comenzado a invocar al espíritu de un novio que había tenido una prima y que había muerto trágicamente siendo adolescente, su apodo era “Chilí”. Chilí atendía siempre a mis invocaciones y hablaba con él sobre todo tipo de cuestiones. Más o menos una semana después de comenzar a mover el tablero yo solo, ocurrió el primer episodio realmente extraño con la Ouija. En esa época estaba yo en el último año del bachillerato y se acercaba la graduación. En el colegio nos habían pedido a todos los hombres que debíamos graduarnos vestidos con un traje de un color azul oscuro específico. Mi madre quería que mi traje fuese confeccionado por un sastre y quería que
fuese de un tipo de tela muy particular de la cual tenía solo un pequeño trozo. Había pasado días junto a una tía buscando la tela por diferentes tiendas y no la conocía. Una tarde llegaron mi madre y mi tía a casa mientras yo jugaba a la Ouija. Mi tía dijo, “bueno, si esa vaina de la Ouija es verdad, pregúntale dónde podemos encontrar la tela”. El espíritu dijo, “claro que sí, denme un momento” y se sintió como abandonaba la sesión. Tardó como un minuto en volver y escribió, “la tela está en las tiendas gales, en el metro Parque Carabobo”, una céntrica estación del metro en Caracas. Mi madre y mi tía decidieron ir a ver. Al bajarse del metro quedaron sorprendidas que justo frente a la estación había una tienda de telas, o se llamaba “Tiendas Gales” pero se llamaba “Galerías del Centro”, al preguntar por la tela, les dijeron que sí la tenían y que justo alcanzaba como para confeccionar un traje. Realmente spooky. Por cierto, Chilí siempre me decía que le gustaba mucho el rock y me pedía que pusiera Metallica y Iron Maiden, sobre todo el tema “Heaven Can Wait”. Mi prima decía que ese no podía ser Chilí, que a él nunca le gustó el rock pesado. Curioso.
Un espíritu habla con su hija usando la Ouija
Continué jugando la Ouija por varios años más, en una ocasión un amigo invitó a varias personas a su casa y me pidió que llevara la tabla. Al principio todos querían participar y el mismo comportamiento de siempre, sin mi mano, apenas movimiento y con mi mano mucho mejor, mucho más lento que yo solo, pero se podía mover. Al cabo de un rato llegó la madre de mi amigo y nos dijo “yo no creo en nada de eso” y yo le respondí que yo sí, entonces, quedamos en el tablero solo dos personas, el resto ya se habían aburrido un poco del tema. La señora me pidió que invocara a su padre, el abuelo de su amigo, quien había muerto tiempo atrás. El resultado es de los más sorprendentes que tuve alguna vez con la Ouija, el tablero comenzó a escribir nombres. “Juana”, escribió y la madre de mi amigo dijo entonces “qué le pasa a Juana”, “quiere que la llames, hace tiempo que no lo haces” y el tablero escribía y escribía nombres, todos de familiares, que para más Inri vivían todos en las Islas Canarias a miles de kilómetros de distancia. Ni yo, ni la otra persona que estaba conmigo en el tablero teníamos idea de los nombres de su familia. Una genuina conversación entre el espíritu de su padre y la madre de mi amigo que en ningún momento tocó el tablero. Al finalizar la sesión terminó llorando y creyendo en la Ouija para siempre.
Pasé horas y horas de mi vida jugando a la Ouija. Podría decir que el 90% de las veces los mensajes canalizados eran incoherentes, inútiles o sobre nada interesante. Otro 10% diría que fue interesante, entre ellas las dos historias que les acabo de contar. Una cosa que siempre me pareció curiosa es que tengo la impresión de que las cosas que se van a escribir pasan primero por mi mente y luego se escriben, poniendo en duda si no seré yo mismo o mi subconsciente el que genera toda la experiencia. Pero los dos casos que les describí no tienen explicación lógica. O se trató de casualidad, o se trató de una verdadera comunicación con el mundo de los espíritus.
Amama o Zozo, ¿Un espíritu maligno?
Casi cada vez que jugaba la Ouija aparecía un mismo espíritu. Su nombre era Amama. Amama decía que siempre estaba a mi lado y que era un espíritu protector. Decía haber sido un soldado alemán y que había recibido la misión de estar siempre cerca de mi. ¿Quién le dió la misión? No tenía ni idea. Esto que comentaba Amama no me gustaba para nada. La idea de que los espíritus van libremente por ahí y de que puedas tener un espíritu siempre rodeándote es un poco espeluznante.
Además, recientemente he leído que “mama” o “amama” es el nombre que toma un espíritu del bajo astral, también llamado “Zozo”, que utiliza la Ouija para obtener la energía vital de las personas con las que se comunica.
Un día estaba tomando algo con mis amigos en casa, siempre querían jugar a la Ouija, ese día por más que hacía invocaciones particulares no paraba de venir Amama. Le pedía que se fuese y volvía Amama. Con unas copas en la cabeza y cansado de este rollo de Amama, le despedí, cogí el tablero, sí, el mismo tablero que años antes me había dejado mi amigo en el colegio, lo partí en dos pedazos y lo arrojé a la basura del edificio. Nunca más volví a jugar la Ouija.
The Bedlam in Goliath
Hay una curiosa historia que tiene que ver con La Ouija y la música y tiene que ver con el disco de The Mars Volta llamado The Bedlam in Goliath, supuestamente escrito con la ayuda e influencia de un demonio de la Ouija a quién los miembros de la banda llamaban “Goliath”. Todo producto de un tablero Ouija que le regaló Omar Rodríguez-López a Cedric Bixler-Zavala. Puedes conocer detalles de esta historia si escuchas nuestro “Fukitifu Recomienda la banda The Mars Volta” de mi hermano Marky Contreras.
La energía de La Ouija
Si alguno de ustedes decide que quiere jugar la Ouija les recomiendo, primero, que lo jueguen con seriedad, sin burlarse del juego o de las entidades con las que se pretende una comunicación. Es una puerta hacia lo desconocido. Si crees en Dios, entonces haz invocaciones pidiendo que se acerquen solo entidades buenas que crean en Dios. Recuerda siempre despedir a las entidades con las que te estás comunicando, asegúrate de que se pasean por la frase “Adiós” del tablero. Si eres capaz de sentir la energía que tiene el planchette, notarás cuando no haya nadie del otro lado. Te recomiendo que no hagas lo que hice yo, no intentes jugar tu solo, más allá de las cosas extrañas que puedan pasarte o no, te puede pasar como a mi, que te sientas obsesionado con la idea de consultar cualquier decisión que quieras tomar en tu vida.
Al jugar la Ouija se siente una poderosa energía que manipula la planchette, es una sensación muy extraña, hay algo allí, invisible, que necesita de tu energía para funcionar. El chi, el Ki. ¿espíritus? ¿demonios? No sé lo que es. Pero yo creo firmemente que existe, está ahí y solo está esperando que tú le des permiso para usar tu energía para comunicarse. Después de mi fase Ouija, sí que seguí experimentando con mancias.
Al poco tiempo me compré una baraja de Tarot y compré un libro sobre cómo hacer escritura automática. Con el tarot no tuve mucha suerte, con la escritura automática si, se trata de la misma energía que se siente con la Ouija, pero esta vez sobre tu mano y un lápiz, pero esto es quizás material para otro episodio de Melted Metal y de otro artículo del Fukitifu.
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